MAURICE BLANCHOT. Fragmentos para una filosofia / BILLI; NOELIA
Leída en contraste con la filosofía hegeliana, la ausencia del libro que menciona Blanchot constituye la imposibilidad de totalización, de organicidad jerárquica, pero también de contemporaneidad entre el libro y su ausencia y, por extensión, la no-contemporaneidad entre libro, escritor y lector. De acuerdo a este lento deterioro de las condiciones que podrían garantizar un acceso a la obra a través de un manejo virtuoso del lenguaje, Blanchot lesiona una y otra vez las certidumbres de aquellos que explican su obsesión por la escritura reivindicando procesos de encuentro, de identificación, de enriquecimiento o inflación del yo. Con cada golpe se deja oír ese murmullo que implica no sólo que la Obra [ ] está liberada del nombre [ ] porque lo anónimo la afirma siempre[1], sino que la propia escritura es la alteridad, la severidad y la austeridad que nunca autorizan, la quemadura del aire que deseca[2]: antes que un lugar de resguardo, un viento abrasador. Acaso sea, entonces, vana la búsqueda de algo en la escritura, siendo ella incapaz de reflejar, de contener.