Caligrafía de la imágen / La experiencia del cine de Lucrecia Martel

La revista Cahiers du cinéma, cuyo primer número salió en 1951, tuvo como uno de sus objetivos combatir a ‘’una suerte de neutralidad maliciosa que tolera un cine mediocre, una crítica prudente y un público aturdido’’. Contrastando con aquel cine, la revista apostó a consolidar como paradigma del séptimo arte al realismo, tal como Bazin lo planteaba, que, lejos de fomentar la nostalgia aún sentida en esas fechas por el cine mudo, escuchó en la innovación técnica-sonora que convirtió al cine en un medio capaz de reproducir, y fundamentalmente de producir él mismo, un producto cada vez más cercano a lo Real; oyeron que el cine maduraba al obtener elementos más precisos para describir el mundo. 

Revista Cahiers du cinéma / edición n 62 / agosto - septiembre 1956

 

La cita en el párrafo anterior pertenece a Caligrafía de la Imagen, editado en 2022. El libro no sólo retrata la historia de los autores y las influencias que motivaron la publicación de la revista, sino que analiza una transformación al interior de sus objetivos con el correr de los años, transformando la inicial ‘’política de autores’’, lucha de vanguardia, por la ulteriormente consolidada clase de los ‘’autores de culto’’, que terminarían por formar ellos un nuevo canon. El objetivo del texto es, justamente, descubrir las aún presentes fuerzas transformadoras de esa política de autores como constructo teórico. La misma encuentra los primeros avatares de su admiración en el cine norteamericano, y descubre que Hollywood no se destaca más que accesoriamente en un sentido técnico, y que si hay algo así como una superioridad mundial por parte de este cine no se explica sino mediante una sociología del cine, la cual se topa con el genio cinematográfico norteamericano, traductor al lenguaje audiovisual de las necesidades y contradicciones propias de la sociedad que le da lugar a ese cuerpo de películas en cuestión. 

 

 

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David Oubiña, autor del título mencionado, identifica la clasificación de esta política de autores con una elección estética, operativa, y combativa: ‘’un marco polémico de confrontación que permite justificar el gusto y la defensa de algunos directores concretos. Los jóvenes críticos de cahiers du cinéma le darán una inflexión particular a esa idea según la cual la mirada del cineasta es la fuerza creativa que define el estilo y el sentido de un film y a pesar de las imposiciones de los productores o el control de los estudios, la política de los autores reclama para el director todas las decisiones autorales.’’ Así dicho, el sentido de una política de los autores no puede sino funcionar cómo vanguardia, y la instauración de un canon no hace más que traicionarlo en el mismo acto en que consolida su proyecto. 

Revista Cahiers du cinéma / edición n 79 / enero - diciembre 1958

Caligrafía de la imagen sostiene entonces que la política de los autores existe a lo largo de la historia, más allá del panteón creado por la revista originalmente. Así tenemos a una autora como Martel, por ejemplo, quién puede también ‘’desnudar a sus personajes y sumergirlos en el universo abstracto de sus pasiones’’, según define Astruc al director-autor en el N° 39 de Cahiers. Sin ir más lejos, la propia Lucrecia dice de sí misma que al hacer una película como La Ciénaga no intenta hacer una película realista: ‘’La cineasta quería comenzar La Ciénaga de una forma irreal, con la intención de que las personas no vieran aquello de manera documental. Para hacer eso, se centró en el desarrollo del sonido de la secuencia’’. Así reza La Experiencia del Cine de Lucrecia Martel, otro libro editado por Prometeo, escrito por Natalia Christofoletti Barrenha. Vemos en el horizonte una película de autora cuya política no sólo se opone nominalmente al realismo que los colaboradores de la revista Cahiers du cinéma , sino que puede hacerlo utilizando los mismos medios técnico-sonoros con los que ellos querían acercarse a lo Real. 

No tenemos que forzar tanto las cosas para decir entonces que la mencionada tesis de Caligrafía de la Imágen encuentra razones en La Experiencia del Cine de Lucrecia Martel. Lo cierto es que más allá de la canonización contingente de un colectivo de autores de culto, la política de los autores existe y se renueva. Ciertamente, no puede hacerlo sin traicionarse a sí misma, siempre y cuando pretenda permanecer fiel a su carácter vanguardista. Bazin es presentado por Oubiña como aquel que genera una revolución copernicana en la teoría y la crítica cinematográfica a partir de un pensamiento que puede sintetizarse en la máxima de que ‘’El cine aparece como la realización en el tiempo de la objetividad fotográfica’’, mientras que Lucrecia innova desde un lugar que contrasta diametralmente: ‘’Los sonidos exacerban la observación minimalista y hacen inteligible un mundo que es producto de la espesura perceptiva’’. Todo el libro de Christofoletti Barrenha es un intento por mostrar que las películas de Martel, a partir de esa revolución en el sonido, logran hacer que el tiempo corra independiente de los personajes y que la acción corra entonces suspendida, tanto por postergarse como por prolongarse indefinidamente.

Son dos libros que, según lo dicho, no pueden sino ratificar lo que el otro afirma, pero siempre pagando el precio de trocando nodos centrales a cada uno de ellos. Así, Martel aparece en La Experiencia del Cine de Lucrecia Martel como una suerte de confirmación de que la política de los autores existe todavía, pero lo logra utilizando en sentido diametralmente opuesto la innovación técnica con la que lidiaron aquellos primeros vanguardistas de Cahiers du cinéma, que vieron en el sonido un medio para alcanzar lo Real. Ambos libros pertenecen a nuestra colección de Imagen & historia, donde podes encontrar otros títulos sobre el cine y su estrecha relación tanto con el mundo que hace posible como aquel que se construye a partir de las imágenes. 

Fotografía de Jacques Tati