CAMPO Y LA CIUDAD, EL / WILLIAMS RAYMOND
Campo y ciudad son palabras muy poderosas, circunstancia ésta que no nos sorprende cuando recordamos cuánto parecen ellas significar en la experiencia de las comunidades humanas. En la lengua inglesa, la palabra country quiere decir, a la vez, nación y parte de un territorio; entonces, the country puede querer decir toda la sociedad o su zona rural. En la dilatada historia de los asentamientos humanos, es bien conocida esta relación entre la tierra de la cual directa o indirectamente todos obtenemos nuestro sustento y los logros de toda sociedad humana. Y uno de esos logros ha sido la ciudad: la capital, la gran aldea, una forma distintiva de civilización. En general, entre las ciudades de tiempos antiguos y medievales y la moderna metrópolis o gran centro poblado y urbanizado hay una conexión de nombre y en parte de función, pero no hay algo así como una identidad. Además, en nuestro propio mundo hay una amplia gama de asentamientos entre los tradicionales polos representados por el campo y la ciudad: el suburbio, el poblado dormitorio, el pueblo miserable, el parque industrial o complejo industrial. Incluso la idea de la aldea, que parece simple, muestra